Durante tres días vivimos un ambiente fraterno y lleno de entusiasmo. No solo sentimos la calidez del clima, sino también la del reencuentro, el Servicio y la camaradería. Ver a tantos Servidores entregados a distintas labores — en la cafetería, en las inscripciones, en la logística — nos recordó que el Servicio es una expresión de gratitud que fortalece tanto a quienes lo brindamos como a quienes lo recibimos.
Fue especialmente inspirador ver a tantas mujeres asumiendo el liderazgo en el Servicio, coordinando mesas de inscripción, organizando Comités y cuidando cada detalle para que todo estuviera listo al recibir a los compañeros. El espíritu de trabajo entre Servidoras y Servidores se vivió con alegría y entrega, mostrando cómo la Unidad y la colaboración son pilares que hacen posible que eventos como este se desarrollen de manera armónica y fraterna.
En cada tema expuesto y en cada conversación compartida, pudimos sentir el espíritu de AA. Nuestra misión no es solo contar nuestra historia personal de Recuperación, sino también transmitir a otros que hay una solución. Fue conmovedor ver cómo personas que no conocían la Comunidad encontraron un espacio para reconocer su problema con el alcohol, recordándonos que el simple hecho de reunirnos y dar testimonio tiene un alcance que muchas veces va más allá de lo previsto.
Este Congreso nos dejó la certeza de que estos eventos no son simples reuniones, sino verdaderos encuentros de vida. Son la prueba de que, a través del Servicio y la Unidad, seguimos llevando el mensaje al alcohólico que aún sufre. En cada abrazo, en cada palabra compartida y en cada acto de Servicio, se renovó nuestra esperanza y se reafirmó el valor de pertenecer a esta Comunidad que nos ha devuelto la oportunidad de vivir en sobriedad.
Además, el Congreso nos regaló un momento profundamente especial: recibir como recordatorio la edición conmemorativa del libro Alcohólicos Anónimos (Texto Básico), publicada con motivo de los 90 años de nuestra hermandad, gracias a una Acción Recomendable de la 61° Conferencia de Servicios Generales (CSG). Fue emocionante abrir este libro y sentir que no era solo un obsequio material, sino un símbolo vivo de nuestra historia.
Elevamos nuestra gratitud al Dios de nuestro entendimiento, por permitirnos ser parte de este milagro de “Amor y Servicio”, que perdura gracias al deseo de conservar nuestra propia sobriedad ayudando a otros a alcanzar la suya.
Jenny H. Delegada Área C3 - Bogotá
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