PREAMBULO - El alcoholismo problema de la humanidad.
Desde tiempos inmemoriales, se ha sabido que el consumo de bebidas fermentadas provoca cambios negativos en el comportamiento, la salud, las relaciones interpersonales y la vida misma de quienes las consumen.
Todas las civilizaciones humanas han luchado contra este flagelo. Así lo evidencian pasajes bíblicos, como el del patriarca Noé, quien, tras consumir uvas fermentadas, caminó desnudo por su finca; o el del rey Salomón, que hundía a sus soldados ebrios en el mar. En el Código de Hammurabi (1700 a. C.), el consumo de alcohol se castigaba severamente. En Arabia Saudita, se aplicaban mutilaciones a los ebrios. En el año 81 a. C., el emperador Domiciano ordenó la destrucción de las plantas aptas para producir bebidas embriagantes.
En 1770, el Dr. Benjamín Rush afirmó por primera vez que el alcoholismo era una enfermedad. Desde entonces, diversos estudios y medidas han tratado de abordar este problema:
- 1849: El Dr. Magnus Huss publica investigaciones sobre el alcoholismo.
- 1857-1874: Se crean once hospitales en EE. UU. para tratar a los alcohólicos.
- 1920-1933: Se prohíbe la venta de licor en EE.UU.
Diferentes disciplinas han abordado el alcoholismo:
- La medicina: tratamiento físico.
- La psicología: tratamiento mental.
- La religión: tratamiento espiritual.
Surgieron también fraternidades y grupos de orientación religiosa, como los Washingtonianos en el siglo XIX y los Grupos Oxford, fundados en 1908 y llevados a EE. UU. en 1921, que promovían. La aplicación de principios espirituales en la vida diaria para enfrentar el problema.
Más tarde, estas teorías fueron respaldadas por destacados profesionales de la medicina, como el Dr. Carl Jung en 1932 y el Dr. William Silkworth, director del pabellón para alcohólicos del Hospital Towns, en 1934. Además, la Sociedad Americana de Psicología (1949) y la Sociedad Médica de Nueva York (1944) avalaron estos esfuerzos.
En 1935, dos alcohólicos desahuciados por la medicina encontraron un camino de recuperación. Uno de ellos era Bill W., corredor de bolsa en Nueva York, y el otro, el Dr. Bob, médico del Hospital Saint Thomas en Akron, Ohio. Ambos, siguiendo las recomendaciones de sus médicos y amigos, asistían a los Grupos Oxford en sus respectivas ciudades. Por casualidad, se encontraron, conversaron sobre su problema y, juntos, diseñaron un plan de acción basado en la combinación de esfuerzos y conocimientos de la medicina, la psicología y la espiritualidad.
El resultado fue la comprensión de que el alcoholismo es una enfermedad de carácter físico, mental y espiritual, y que su recuperación requería un enfoque integral que combinara estos tres aspectos.
Eduardo L.
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